El Estado de bienestar es uno de los tantos conceptos que se ha discutido extensamente en nuestro país, especialmente debido al debate constitucional en el que nos encontramos desde hace unos años atrás: el Estado Social y Democrático de Derecho.

En la cuenta pública presidencial, queda demostrado con hechos, que es posible avanzar hacia un Estado social o de bienestar y que, no se trata de una cuestión meramente retórica o ideológica, sino que está claramente definido por las iniciativas sociales impulsadas por el Estado en su conjunto, expresado en políticas públicas orientadas a mejorar la calidad de vida de las personas.

Como dijo el presidente, evaluando los avances “desprovistos de las pasiones contingentes” encontraremos que la hoja de ruta que hemos trazado, ha avanzado y continuará avanzando en la senda de alcanzar mayores niveles de seguridad, de justicia social y territorial que dan cuenta que el camino hacia un Estado de bienestar es posible y que se traduce en soluciones concretas: como la ley de 40 horas, la política del copago cero, el aumento del salario mínimo, el plan ciudades justas, el de emergencia habitacional y para nosotros -de vital importancia como región minera- la aprobación del royalty minero.

En materia de seguridad, somos un ejemplo a nivel nacional, donde se destacó por parte de la máxima autoridad el trabajo de nuestro delegado presidencial Rubén Quezada, especialmente en cuanto a la ejecución del Plan de Recuperación de Espacios Públicos en la conurbación La Serena-Coquimbo.

Debemos sentirnos orgullosos y orgullosas de que nuestra región tenga éxito en esta materia, a través de una labor coordinada con autoridades locales, policías y autoridades regionales, porque sin duda, parte de este resultado ha sido porque todos y todas, dentro del marco de sus atribuciones contribuyeron en la consecución de un fin mayor.

Es por esto que, en el mensaje presidencial, el jefe de Estado desprovisto de todo interés personal y con mucha responsabilidad, reconoció que los resultados de su gestión no empiezan ni terminan en él, sino que se trata “del trabajo de los diversos poderes del Estado, del conjunto de las fuerzas políticas, de la sociedad civil, de los trabajadores, emprendedores y empresarios, y en especial de la extraordinaria resiliencia que han mostrado las y los chilenos y sus familias”, fue un mensaje claro, contundente y cercano.

El desafío es establecer desde una política de Estado, no solo la continuidad de esta y otras iniciativas que apuntan hacia el buen vivir, sino que además demuestran la importancia del rol público en llevar adelante acciones que siempre tendrán como objetivo la protección y promoción de los derechos de las y los ciudadanos.

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