Con presencia de equipos técnicos de municipalidades, del Servicio Local de Educación Puerto Cordillera, de la Corporación Gabriel González Videla, asistentes de la educación y encargados de convivencia escolar de las tres provincias de la Región de Coquimbo, se efectuó la jornada que dio a conocer la tercera actualización de la Política Nacional de Convivencia Escolar (PNCV).

“En las escuelas, liceos y colegios debemos estar preparados y actualizados con la normativa. Resulta fundamental tener claro el cómo proceder, cómo actuar y cómo responder frente a situaciones emergentes, pero no sólo frente a conflictos, si no, a los distintos componentes que tiene la convivencia escolar, para que quienes conforman la comunidad educativa se sientan importantes en el accionar de estas instancias”, dijo el seremi de Educación, Claudio Oyarzún, al abrir la jornada que contempló la presencia de un centenar de personas relacionadas al ámbito educativo.

Seguidamente, continuó su intervención recalcando en la importancia de sostener en el tiempo, ojalá de manera permanente, un clima armonioso con todos los actores: directivos, profesores, estudiante y apoderados. Ya que, según manifestó, “un establecimiento educacional que tiene una buena convivencia escolar, de una u otra manera, tiene asegurado un proceso de aprendizaje de calidad, por lo tanto, existe una directa relación entre la convivencia con los procesos formativos cognitivos y valóricos de nuestros estudiantes”.

El año 2002, el Ministerio de Educación (Mineduc) asumió los desafíos formativos de saber convivir, por lo que lanzó la Política Nacional de Convivencia Escolar.  Así, hasta ahora, se han realizado tres actualizaciones (2011, 2015 y 2019). En la comprensión, tal y como lo resalta la propia PNCE 2019-2022, la convivencia se despliega en el dominio de la ética, porque el objetivo de esta es, precisamente, el discernimiento sobre las actividades humanas desde la perspectiva de la justicia y la búsqueda del bien común, y por esa razón, la PNCE se constituye en un horizonte ético de toda la política educativa.  

Por lo antes descrito se presentó la tercera actualización, esta vez con un enfoque en la gestión del territorio, pues es allí donde se juegan las diversas representaciones y marcos de actuación de todos los actores educativos, entendiendo que la convivencia debe enseñarse y aprenderse porque constituye un legítimo contenido formativo.

La expositora de la jornada, Ana María Ramírez, profesional del Comité de Formación Integral y de Convivencia Escolar de la División de Educación General (DEG), aclaró que después de un proceso de consulta en el año 2018 realizado a distintas regiones, se hizo un diagnóstico que arrojó que la mayor solicitud de los docentes estaba vinculada con la articulación con el Curriculum Nacional. “Entonces el énfasis de esta tercera actualización de la PNCE es plasmar los contenidos del currículum con los planes y gestión institucional del establecimiento. Por este motivo, queremos fomentar que no sólo sea el encargado de convivencia quien tenga el rol de desarrollar la convivencia, sino que también, se integren a los docentes, asistentes de la educación, y por supuesto, a la familia”, dijo.

Otro punto importante que abordó fue el uso de las tecnologías en la sala de clases, principalmente de los celulares, donde enfatizó con que hay que llegar a compromisos “porque su uso debe contemplarse en el Currículum Nacional pero con responsabilidad, porque si son utilizadas como fuentes de información y no se utilizan para distraer el proceso de aprendizaje de los estudiantes, entonces hablamos de un correcto y responsable uso. Por lo tanto, la PNCE nos llama a eso, a desarrollar actitudes de responsabilidad para abordar estas nuevas tecnologías que están de hace rato conviviendo con nosotros”, puntualizó.

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