Greta Thunberg, la pequeña eco-activista sueca que debate con líderes mundiales y falta a clases los viernes para protestar contra el calentamiento global, se embarcará en una nueva aventura a mediados de agosto cuando atraviese el atlántico en el yate de carreras de Pierre Casiraghi, nieto del difunto príncipe Raniero de Mónaco y la actriz Grace Kelly, para asistir a las cumbres climáticas de la ONU en Nueva York y Santiago de Chile, convirtiéndose una vez más en el centro de atención de todos los medios.

Thunberg había anunciado hace unos meses su intención de acudir a ambos eventos en septiembre y diciembre, pero su decisión de no viajar en avión para reducir su huella de carbono dificultaba su llegada. Sin embargo, la joven de 16 años y su padre Svante Thunberg, recibieron una invitación para zarpar desde el Reino Unido en la embarcación Malizia II, junto a Casiraghi y al experimentado navegante Boris Herrmann.

El yate de alta tecnología de 18 metros está equipado con paneles solares y turbinas submarinas para generar electricidad sin carbono.

El viaje de Thunberg a las cumbres climáticas celebradas en América es parte de la agenda que mantiene la joven luego de anunciar su decisión de tomarse un año sabático de la escuela en junio para dedicarse completamente a la lucha contra el calentamiento global.

¿Líder activista o títere publicitario?

El largo receso de la activista, quien padece síndrome de Asperger y trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), así como su corta edad, han sido tema de debate. Como en muchos otros casos de éxito joven, surgen dudas sobre el aluvión publicitario que Thunberg ha recibido en los últimos meses y muchos comienzan a cuestionarse si es parte de una campaña de publicidad cuidadosamente orquestada.

Hace aproximadamente un año, una desconocida niña de 15 años de edad, acampó frente al parlamento sueco junto a un cartel escrito a mano que decía “Huelga escolar por el clima”. Desde ese momento, la pequeña Thunberg se ha convertido en un ícono global y en la cara de la lucha joven contra la crisis climática. Ha participado con discursos en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2018, en el Foro Económico Mundial (enero de 2019), ante el Comité Económico y Social Europeo y recientemente ha sido invitada de honor en la Asamblea Nacional francesa. E incluso tres políticos noruegos han propuesto presentarla como candidata a Premio Nobel de la Paz.

Pero Greta Thunberg ha crecido en un entorno familiarizado con los medios. Su madre, Malena Ernman, es una conocida cantante de ópera sueca. Su padre, Svante Thunberg, quien acompañará a la joven activista en el cruce del atlántico, es actor y productor. También es mánager de su mujer y encargado de gestionar la agenda de Greta. Ha aparecido con ella en alguna ocasión interviniendo también en el discurso contra la crisis climática.

Los Thunberg llevan 14 años casados y viven en un piso céntrico en Estocolmo junto a sus hijas. Greta y Beata, de 13 años, que ha seguido los pasos de su madre como cantante (se sube habitualmente con ella al escenario como parte de su coro) y quien, como su hermana, también tiene TDAH y promueve activamente la conciencia sobre cuestiones de salud mental desde sus redes.

Hace cuatro o cinco años, Greta dejó de comer y de hablar, cayó en una depresión. Resultó que estaba estresada por el cambio climático y por el hecho de que todo el mundo estuviera diciendo una cosa y haciendo la contraria. Después nos dimos cuenta de que nosotros [sus padres] éramos una parte importante del problema. De hecho, éramos el problema. Estábamos tomando aviones de un lado a otro, comiendo carne, comprando cosas y conduciendo un coche grande. Así que, escuchándola, nos embarcamos en el compromiso por la sostenibilidad y el cambio climático”, contó su ahora vegetariano padre en una entrevista con Financial Times, luego de reconocer que este compromiso supuso una pausa en la carrera internacional de su mujer.

Aunque la pequeña Thunberg afirma que ella escribe sus propios discursos, en febrero, con una columna publicada en Reporterre, la exeurodiputada Isabelle Attard dijo que Greta ha sido utilizada como instrumento por el capitalismo verde. Concretamente, por Ingmar Rentzhog, fundador de la start up We Don’t Have Time, quien precisamente la fotografió el primer día que hizo huelga ante el parlamento sueco el pasado 20 de agosto, iniciando así la viralidad de su historia.

La familia de la adolescente negó en ese momento ser consciente de que la usarían para recaudar fondos (Rentzhog habría juntado casi un millón de euros), y desde entonces ha cortado los lazos con la organización.

“Fui brevemente asesora de jóvenes de la junta directiva de la fundación sin fines de lucro We Don’t Have Time. Resulta que usaron mi nombre como parte de otra rama de su organización sin mi consentimiento o el de mi familia”, dijo Greta Thunberg en una entrevista.

Ya no tengo ninguna conexión con We Don’t Have Time. Tampoco nadie en mi familia. Se han disculpado profundamente y he aceptado sus disculpas”, agregó la joven activista.

Por su parte, Rentzhog dijo al medio Vice: “Creen que soy el genio de las relaciones públicas detrás de Greta. Que escribo sus discursos y organizo sus reuniones con periodistas. Eso simplemente no es cierto”.

Pero luego, surgieron nuevas dudas donde se relacionaba esa primera aparición mediática con el lanzamiento el 24 de agosto, cuatro días después, del libro Escenas de nuestros corazones, escrito por sus padres, Malena y Svante. En él se cuenta la historia familiar en torno a las enfermedades de sus hijas y su cambio de estilo de vida a un modo más ecólogico.

La evolución del marketing en torno al libro ha seguido alimentando las dudas. En la portada original publicada en Suecia, era Malena Ernman quien aparecía en un retrato, firmando la coautoría junto a su marido. Tras el boom de Greta, las diferentes ediciones publicadas en otros países se han ido modificando de manera que es ahora la foto de Greta Thunberg con su pancarta de huelga estudiantil quien aparece en las portadas, con su nombre en primer término como coautora y sus padres en segundo lugar. Greta también ha publicado exclusivamente bajo su nombre otro manifiesto, Nadie es demasiado pequeño para cambiar las cosas, bajo la editorial Penguin, que recopila varios de sus discursos y artículos. Según defienden, ambos sin ánimo de lucro y con beneficios destinados a combatir la crisis medioambiental.

Pese al debate que ha generado el rápido ascenso de Greta Thunberg como líder activista, es difícil cuestionar su tenacidad. Comprometida con la concientización sobre las amenazas que enfrenta el medioambiente, Greta cuenta hoy con el apoyo de sus padres para dejar la escuela por un tiempo. Referente de movilización de miles de jóvenes y adultos, Thunberg se suma a una larga lista de niños activistas que luchan por diferentes causas: el control de armas, la lucha contra la crisis climática mundial, la migración forzada, etc.

By Editor

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