Un estudio reciente basado en observaciones satelitales revela una drástica reducción de agua dulce a nivel mundial, con implicaciones críticas para el medio ambiente y las sociedades humanas.

Desde mayo de 2014, la cantidad de agua dulce en los continentes ha experimentado una disminución considerable y sostenida, según un informe especializado.

Basado en datos de los satélites GRACE de la NASA, este fenómeno equivale a la pérdida de 1.200 kilómetros cúbicos de agua, el equivalente a dos veces y media el volumen del lago Erie, uno de los más grandes del mundo.

Los datos proporcionados por los satélites GRACE y su sucesor GRACE-FO, lanzado en 2018, han sido cruciales para evaluar el alcance de esta crisis. Según los expertos, 13 de las 30 peores sequías desde 2015 han sido registradas gracias a esta tecnología.

Estos sistemas permiten monitorear cómo las reservas de agua cambian con el tiempo, proporcionando información valiosa para alertar sobre futuros riesgos y avanzar en iniciativas sostenibles de manejo de recursos hídricos.

Eventos climáticos como El Niño, registrado entre 2014 y 2016, han provocado alteraciones drásticas en las corrientes atmosféricas, afectando patrones de precipitación en regiones clave como América del Sur, Europa, África y Oceanía.

Este desequilibrio ha generado sequías prolongadas que, combinadas con los efectos del cambio climático y temperaturas oceánicas más cálidas, han reducido las reservas globales de agua dulce. 

Mayor impacto

La reducción del agua dulce tiene efectos devastadores, especialmente para comunidades agrícolas y urbanas que dependen de fuentes subterráneas durante las sequías.

Según un informe de ONU Water, la presión sobre estas reservas está aumentando la pobreza, los riesgos de enfermedades y los conflictos sociales, particularmente en regiones donde el acceso al agua es desigual. 

Durante períodos prolongados sin lluvias, muchas comunidades recurren a fuentes de agua contaminadas, exacerbando problemas de salud pública y aumentando la vulnerabilidad de las poblaciones más desfavorecidas.  El futuro de las reservas de agua dulce es incierto. Aunque algunos científicos creen que las reservas podrían recuperarse con el tiempo, otros advierten que, sin medidas urgentes, la situación podría empeorar. Estrategias sostenibles para gestionar el agua y mitigar el cambio climático serán esenciales para garantizar la estabilidad de este recurso vital.

By Editor

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