- Por Rosario González, experta en Recursos Humanos y directora de People Pro
Existen diversos estudios internacionales que han demostrado que la reducción de la jornada laboral genera impactos positivos en la productividad, esto como consecuencia de una disminución de la fatiga en los trabajadores que trae consigo menos errores, una baja en la tasa de accidentabilidad, de ausentismo y mejora el equilibrio ente la vida personal y laboral de los colaboradores. Estudios específicos indican que a partir de cierta cantidad de horas la productividad decae de manera importante. Por ejemplo, la Universidad de Stanford habla de 50 horas y la Gender, Work and Organization a partir de las 35 horas.
Ahora, esta reducción y la administración del impacto que puede tener en los costos de la empresa, son factores que requieren un análisis acabado y deben realizarse con datos concretos. En la práctica, si una empresa que tiene un horario determinado de atención cambia su itinerario o los turnos de sus trabajadores, podría evaluar un aumento en la dotación o la reducción de la jornada de atención, pero si atienden menos horas puede que vendan menos, lo que llevaría obligadamente a evaluar si se pueden mantener los empleos o no.
Por otro lado, si consideramos una planta productiva con procesos estandarizados de producción, cuyos tiempos no se pueden reducir más, puede traducirse en automatización de tareas y eso implicará una reducción de los empleos.
Sin embargo, hay un gran grupo de trabajos administrativos profesionales que podrían ser sujetos a la reducción efectiva de las horas de trabajos y mantener el desempeño y la calidad, e incluso podría ser mejorarla. La crisis sanitaria nos demostró que gran parte de las labores se pueden realizar a distancia y en horarios distintos a los que estábamos acostumbrados, nos mostró también que no necesitamos estar trabajando al mismo tiempo en el mismo lugar para que podamos tener una sincronía y poder tener buenas relaciones interpersonales. Del mismo modo, evidenció que se puede cumplir con los objetivos sin una supervisión directa.
La reducción de la jornada laboral manteniendo los objetivos es un desafío importante, pero no imposible, y si sabemos de antemano y nos preparamos podemos tener una saludable transición, y para esto es vital considerar herramientas que ayudan a gestionar el cambio para la empresa y los trabajadores.
¿Qué podemos considerar como aspectos para abordar una buena transición?
Un factor prioritario es que se deben ajustar las expectativas y ver cuáles son los objetivos de cada rol a la semana, mes y año para poder focalizar, priorizar, ver lo urgente versus lo importante y, del mismo modo, reducir o eliminar tareas que no agregan valor. Otro punto bastante importante es que se debe poner incentivos de mediano y largo plazo, migrar a compensaciones variables que motiven a las personas al cumplimiento de los objetivos. De igual manera es importante la revisión de los procesos y hacer el esfuerzo de automatizar tareas repetitivas necesarias pero que no agregan valor al producto o resultado final.
Nosotros como People Pro estamos trabajando en eficientar procesos de empresas como parte de su estrategia de crecimiento orgánico, preparando la implementación de los nuevos modelos de trabajo, como híbridos, remoto, parciales, y otros que se están evaluando dependiendo de cada negocio, pero aquí hay un punto importante y es que sus equipos de recursos humanos tienen una mirada transversal a la organización y son capaces de generar estrategias de alto nivel para que los líderes puedan ajustar e implementar en sus equipos. También se pueden apoyar en herramientas de gestión de cambio para fortalecer los elementos culturales que puedan facilitar esta transformación, o bien apoyarse en consultores que los puedan acompañar en este proceso y orientar las acciones que cada organización requiera para facilitar la transición.