El director del establecimiento señaló que no había excusas para no volver al aula con los estudiantes, ya que en la localidad no hay casos activos de contagios. Por su parte, el seremi de Educación se mostró feliz por el retorno, pero al mismo tiempo, lamentó los hechos sucedidos el domingo en Coquimbo.
Pareciera que la Región de Coquimbo supo que este lunes 19 era especial y les regaló un grandioso sol a los estudiantes de la Escuela Número 5 de la localidad de La Colorada, ubicada en la comuna de Combarbalá. Y es que precisamente en esta localidad rural de la Provincia de Limarí, los estudiantes, tras siete meses de inactividad, pudieron volver a clases presenciales, tomando todas las medidas de higiene para el resguardo de ellos y tranquilidad de los apoderados. Testigo de aquello, fue el jefe provincial de Educación del Limarí, José Manzano, quien, en representación del seremi, visitó a los estudiantes en el primer día de clases.
El director del establecimiento, Luis Tapia, señaló que han seguido siempre los protocolos que han llegado del Ministerio de Educación (Mineduc), es decir, que están sanitizando constantemente, toman la temperatura de las personas que entran y salen del recinto, pusieron pediluvios en las entradas de las salas, botellas de alcohol gel para todo el año, han flexibilizado los horarios y hay demarcaciones para mantener el distanciamiento físico.
El director, además, enfatizó con que hace un buen tiempo atrás que tenía ganas de volver de manera presencial porque “sucede que en esta localidad no pasa nada con el Covid-19, siempre he tenido esta inquietud de querer volver porque el aula es irremplazable, más encima los estudiantes viven cerca de la escuela”.
Por su parte, el seremi de Educación, Claudio Oyarzún, dijo que “este establecimiento ha dado prueba suficiente de que cuando se quieren hacer bien las cosas, no hay virus que se anteponga. Desde meses que nos venimos preparando para que esta decisión de volver presencialmente sea segura, flexible y voluntaria, y así ha sido gracias a todo el trabajo realizado por la comunidad educativa”.
Sin embargo, Oyarzún reflexionó que “mientras unos hacen hasta lo imposible por el bienestar de los estudiantes, hay otros que empañan estos avances con la violencia y la destrucción como lo sucedido ayer en el Colegio José María Caro de Coquimbo”.
Presenciales vs remotas
Ruth Zepeda, apoderada de Anaís (9), se mostró segura y confiada con que la escuela ha tomado todas las medidas pertinentes para proteger a los alumnos, no obstante, reconoció que al principio le daba susto que su hija regresara a clases con sus compañeros.
“A pesar de que sí siento que aprendió en casa porque siempre me involucré con sus tareas, quería que volviera a clases porque debemos acostumbrarnos a convivir con este virus”, sentenció.
Por su parte, la profesora Ivette Lagos, recordó que la experiencia desde la casa en un principio fue caótica porque era todo nuevo. Sin embargo, “los niños y sus papás se responsabilizaron para entregarme todas las tareas a tiempo a pesar de que no tenían internet para hacer algo online viéndonos a las caras”.
“Me siento alegre de poder ver a mis niños, porque, además, tratándose de una escuela rural, los afectos son tan importantes como las clases. Complica el uso de mascarilla y el distanciamiento, pero hasta el momento es necesario”, indicó.
Finalmente, el director del establecimiento reconoció que las clases remotas eran un problema porque los estudiantes no tienen internet y “era un problema estar imprimiendo tanto material, además, esta modalidad no te asegura un aprendizaje efectivo”.
Por lo mismo, es que Tapia afirmó sentirse feliz y seguro: “felicidad de por fin poder volver y seguridad de que nuestros niños podrán aprender de mejor manera bajo un espacio sanitario adecuado”.