MADRID, 7 Feb. (EUROPA PRESS) –
La Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, se ha mostrado “profundamente preocupada” por la condena a un testigo de Jehová acusado de extremismo en Rusia y ha recriminado a este país que “criminalice” la libertad religiosa.
Dennis Christensen, de nacionalidad danesa, fue detenido en mayo de 2017, apenas un mes después de que el Tribunal Supremo dictaminase que los Testigos de Jehová son una organización extremista. Su caso es solo uno de los más de un centenar que se han abierto a raíz de la ilegalización.
Bachelet ha considerado que la “dura” condena impuesta a Christensen –seis años de prisión– “crea un peligroso precedente” y “criminaliza el derecho a la libertad de religión y creencia para los Testigos de Jehová”, lo que implicaría una violación de los compromisos suscritos por Rusia como el Pacto Internacional sobre Derechos Civiles y Políticos.
Por este motivo, la Alta Comisionada de la ONU ha instado a Rusia a “revisar” la ley para establecer una definición clara de lo que significa “actividad extremista”, así como que esta establezca como requisito que haya “un elemento de violencia u odio”. En el caso de Christense, su arresto se produjo durante un encuentro de rezo en la ciudad de Oriol.
Bachelet también ha pedido a las autoridades rusas que liberen y archiven los cargos contra aquellas personas que hayan sido detenidas por ejercer derechos y libertades básicos, entre ellos los de opinión y reunión, según un comunicado de su oficina.
“Los testigos de Jehová se convirtieron en blanco porque no apoyan la oleada de patriotismo que ha recorrido al país durante el enfrentamiento con Occidente”, comenta Roman Lunkin, analista de religión en la Academia Rusa de Ciencias, en Moscú. “Las autoridades y los servicios de seguridad tienen un gran temor de la religión y de la actividad religiosa”.
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