- Varias empresas están invirtiendo en movilidad eléctrica para fortalecer su canal de distribución, pero aún quedan algunos desafíos que afrontar para que la tendencia se haga masiva.
En busca de iniciativas sostenibles que permitan una mayor eficiencia y combatir el cambio climático, la tendencia de la electromovilidad comienza a tomar forma en el país de la mano de algunas empresas que están adoptando el modelo o desarrollado soluciones en este ámbito.
Este año, el Ministerio de Energía, junto con los ministerios de Transporte y Telecomunicaciones y el de Medio Ambiente, firmaron un acuerdo público-privado para promover la electromovilidad en Chile. La iniciativa busca dar a conocer sus beneficios e impulsar un cambio tecnológico en el transporte a través de las facilidades de ingreso de vehículos eléctricos y masificar su uso.
Entre la variedad de vehículos eléctricos podemos ver a batería, híbridos enchufables y con celdas de combustible de hidrógeno. Algunas de las ventajas de la electromovilidad van en línea con la diversificación de la matriz energética, la mejora de la calidad del aire y la disminución del manejo de residuos peligrosos, entre otras.
Varias empresas están incorporando vehículos eléctricos a la última milla en su camino de conversión a la electricidad, con el objetivo de avanzar en la sostenibilidad y fortalecer su canal de distribución. “Hay que tener en consideración la ventaja de no tener restricción vehicular y quizás evaluar qué vehículos eléctricos puedan entrar durante todo el día a zonas que tienen limitaciones horarias para los vehículos a combustible fósil”, comentó Nicolás Kunstmann, cofundador de Drivin -empresa enfocada en la gestión inteligente de transporte-.
A esta necesidad de sostenibilidad y mayor eficiencia se suman algunas barreras que pueden entorpecer o ralentizar su implementación. Kunstmann dijo que “se debe tener en cuenta el elevado costo de los vehículos eléctricos y su autonomía, ya que si duran poco es imposible implementarlos”.
Además, para esto tiene que existir “una red de estaciones de carga en ciudad y carretera y la habilitación de centros de distribución en donde los vehículos no solo puedan guardarse, si no que también ser cargados”, agregó el cofundador de Drivin.
Si bien en Chile ya se están implementando diferentes tipos de vehículos eléctricos y bicicletas en la última milla, todavía es un gran desafío garantizar su uso para largas distancias, aun cuando su uso puede beneficiar a la eficiencia operacional y a los menores costos de mantenimiento. Por el momento, se está aplicando mayormente la movilidad electrónica en distancias cortas, para despachos de distribución dentro de las ciudades.
Para avanzar en este ámbito también se debe reparar en la perspectiva del cliente. “Hay que lograr que el consumidor vea valor en que su despacho sea lo más limpio posible para que en caso de que este sea más costoso esté dispuesto a asumirlo”, manifestó Kunstmann.
Para las empresas es clave ir avanzando en la reducción de precios, instalaciones de estaciones de carga y la existencia de una regulación, los que permitan adoptar este sistema de movilidad y, con ello, mejorar los canales de distribución.