Hace unos días, el Gobierno de Sebastián Piñera responsabilizó a la administración de Michelle Bachelet del riesgo financiero actual, ante la baja de nuestro país en la calificación Moody’s.
“Chile está pagando las consecuencias del deterioro fiscal y bajo crecimiento de los últimos cuatro años”, dijo el ministro de Hacienda, Felipe Larraín.
Sin embargo, durante las últimas horas desde Moody’s desmintieron al Gobierno, asegurando que la crisis fiscal comenzó en 2010, durante el primer arribo de Piñera a La Moneda.
En entrevista con El Mercurio Inversiones, Ariane Ortiz, analista principal de clasificación del Gobierno de Chile para Moody’s, sostuvo tajantemente que “el deterioro lo empezamos a observar desde 2010 y fue gradual, pero constante y persistente”.
“Ahí están los números”, añadió, aludiendo a que estos no mienten y subrayando que el aumento de 15 puntos en la deuda fiscal partió hace ocho años “con un monto equivalente al 8,6% del PIB para llegar a 23,6% en 2017”.
Presión Social
Ortiz se refirió también a las proyecciones de crecimiento y admitió que -según los análisis- es posible conseguir un 4% o más, y aclaró que aquello se podría dar de manera sostenida, pero sin las tasas de crecimiento que se tuvieron en 2008.
“Desde el punto de vista fiscal, reconocemos muchos avances de este Gobierno, hay un cambio de enfoque por tener mayor control de los gastos, sobre todo los gastos que Chile llama comprometidos, como en salud. Hay un esfuerzo ahora por tener una meta (fiscal) anual y no solamente un compromiso amplio con un ajuste a mediano plazo”, señaló.
No obstante, agregó al matutino que “las presiones sociales que enfrenta Chile, una clase media que demanda más y mejores servicios públicos, sobretodo en salud y en educación, harán muy difícil que este Gobierno pueda implementar un ajuste más agresivo”.
Por último, Ortiz reiteró que la merma en el crecimiento a mediano plazo está ligado a una baja en la productividad minera y a los retos “estructurales” de sectores como la educación.