Hemos avanzado en seguridad. Así lo demuestran los resultados de la Encuesta Nacional Urbana de Seguridad Ciudadana (ENUSC) 2023 muestran que la victimización en la Región de Coquimbo (hogares donde al menos un integrante fue víctima de un delito de mayor connotación social) bajó, en un año, de un 17,8% a un 15,7%. Este es un paso significativo y da cuenta de que las acciones que estamos emprendiendo como Gobierno, para dar tranquilidad a las familias, están teniendo los efectos que esperamos.

A pesar de la disminución de la victimización, sabemos que debemos seguir trabajando en el desafío de bajar la percepción de inseguridad, un índice que mide la cantidad de personas que estiman que la delincuencia aumentó en los últimos 12 meses y que, en la encuesta 2023, llegó a 87,6%, logrando tres puntos porcentuales menos que el año anterior. 

Es en este panorama, donde la seguridad ciudadana se mantiene como una de las principales preocupaciones de nuestras familias, donde es necesario diversificar las tácticas para  combatir la inseguridad y que en éstas logremos involucrar a la sociedad civil organizada: Así es como nace la primera Escuela de Formación Social sobre Seguridad Comunitaria.

La prevención comunitaria del delito y la violencia no es simplemente una estrategia complementaria a las acciones policiales; es un pilar fundamental en la construcción de barrios y espacios públicos más seguros. Desde este punto de vista, queremos reforzar que la seguridad no puede ser alcanzada únicamente a través de la represión del delito, sino que es imprescindible abordarlo con un enfoque integral, que involucre a la comunidad en su conjunto: vecinos, instituciones, organizaciones civiles, y, por supuesto, las autoridades.

Dentro de la escuela de formación, que desarrollamos desde la Segegob y la Subsecretaría de Prevención del Delito, realizamos hincapié en que la esencia de la prevención comunitaria radica en fortalecer las redes sociales y fomentar la colaboración entre todos los actores locales.

Enfatizamos en que una comunidad organizada y cohesionada es menos vulnerable a la delincuencia, porque los vecinos que se conocen entre sí y se apoyan mutuamente son más capaces de detectar comportamientos sospechosos, reportarlos y actuar de manera conjunta para disuadir actos delictivos. Esta es la verdadera fortaleza de la prevención: crear un entorno en el que el delito no tenga espacio para aparecer.

Sin embargo, para que estas iniciativas sean efectivas, es crucial que nosotros, como autoridades, trabajemos de la mano con la comunidad y que les demos el conocimiento y las herramientas para poder aportar a esta labor y eso es lo que apostamos por medio de Escuela de Formación Social sobre Seguridad Comunitaria.

Durante la capacitación, también, remarcamos que la prevención comunitaria tiene un componente clave: el empoderamiento de las y los vecinos. Al participar activamente en la prevención del delito, los ciudadanos recuperan el control sobre sus propios barrios y se convierten en agentes de cambio. Este empoderamiento es clave para generar una cultura de responsabilidad compartida, donde todos aportamos y somos parte de la solución.

Es innegable que la seguridad es un derecho fundamental, pero también es una responsabilidad compartida que todos debemos asumir. Cada uno de nosotros, desde nuestras respectivas posiciones, tiene un rol insustituible en la construcción de una sociedad más segura para todas y todos.

Hoy, en esta Escuela de Formación Social sobre Seguridad Comunitaria que ha llegado a más de 500 vecinas y vecinos de seis comunas de la Región de Coquimbo, confirmamos que la participación de la ciudadanía debe ser el corazón de cualquier política de seguridad pública.

Paulina Mora Lara, Seremi de Gobierno de la Región de Coquimbo

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