- A más de un año del distanciamiento social y el confinamiento producto del COVID-19, las consecuencias en la salud mental de los chilenos son cada vez más evidentes. Es posible ver cómo aumenta el estrés y aparecen otros padecimientos.
No son pocos los que han visto cómo pasa el tiempo sin saber con exactitud qué día es. Y lo más curioso es que no parece extraño, porque se ha normalizado el sentir que los días son iguales, así como estar más sensibles, con miedo y o hasta irritables.
La pandemia ha afectado a todas las personas, pero no los ha impactado de igual manera. Mientras algunos han sobrellevado medianamente bien el confinamiento, para otros la soledad y el distanciamiento los han “golpeado” fuertemente, alterando sus estados de ánimo. En esto pesa bastante la realidad de cada uno, del ambiente en el que está inserto.
Según el termómetro de la Salud Mental en Chile ACHS-UC -que encuestó a 1.637 personas entre los 21 y 68 años- el 48,9% indicó que sus preocupaciones le han hecho perder el sueño, el 20,2% dijo sentirse menos o mucho menos capaz de tomar decisiones y el 54,8% afirmó estar constantemente agobiado.
Para Horacio Llovet, socio fundador de Nawaiam -plataforma de gamificación para RR.HH.- no son extrañas estas cifras, sobre todo, considerando que el país lleva más de un año en un estado en que sale y vuelve a entrar en confinamiento, con distanciamiento social y limitaciones para el relacionamiento social.
De esta forma, dice el experto en RR.HH. “desde que se dictaminó el coronavirus como epidemia global, pocas personas tomaron conciencia de cuánto iba a durar, pero seguimos hablando de lo mismo. Con mucho encierro, conviviendo con diferentes responsabilidades y estando solo y no poder salir ni hacer ejercicios, entre otras cosas”.
El estudio de la ACHS-UC también revela que un 49,2% dijo haber sido menos capaz de disfrutar sus actividades y el 32% señaló sentirse poco feliz o deprimido. A esto se suma que 49,4% afirma que su estado de ánimo es peor o mucho peor que antes de la pandemia.
Desde ya es posible dimensionar el impacto que ha tenido esta crisis en la salud mental de los chilenos, quienes muestran a través de esta encuesta que el ánimo en general ha decaído.
Llovet asegura que luego de la pandemia podremos observar efectos negativos en la salud mental. Esto ya se puede ver en algunos padecimientos tales como “el alto estrés, el síndrome de la cabaña, el burnout laboral, el agotamiento mental, el insomnio y los ataques de ansiedad y de pánico. Todo esto termina siendo una “bomba” que tarde o temprano va a reventar, quedará el rezago de salud mental”, expresa el experto.
En consecuencia, los jefes tendrán que aprender a detectar el estado emocional de sus colaboradores, con quienes se comunican a través de mensajes de voz o videollamadas.
Empatía y mindfulness
Una de las formas de reducir el estrés es el Mindfulness o atención plena, el cual consiste en una práctica basada en la meditación para ser consciente del presente. Y aunque esta práctica puede aumentar la productividad de los trabajadores en las empresas, los líderes deben ser empáticos.
Llovet complementa que “se necesita empatía, pero no sólo de la boca para afuera, sino que tienen que ponerse en el lugar emocional de sus colaboradores para entender lo que están viviendo”. Por esto, agrega que debe haber un esfuerzo desde las jefaturas para ser más flexibles, comunicar efectivamente y levantar las necesidades de los trabajadores a fin de tomar decisiones que mejoren el clima organizacional aunque se trabaje a distancia o en formato mixto.
Desde los jefes se espera que tengan una mejor comunicación y una mayor transparencia, mientras que para disminuir el estrés entre el equipo de trabajo se recomienda evitar la sobrecarga laboral, respetar los horarios y realizar técnicas de higiene del sueño.